viernes, 4 de abril de 2014

Cuauhtémoc Gutiérrez: Los frutos de una falsa democracia

   Nos asquea el caso del priista capitalino; pero toleramos un país que prohija personajes tan despreciables.

Por David Carrizales

Ha causado repudio, asco, indignación, la calaña del que fuera líder del PRI capitalino, el grotesco, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, un tipo que tenía a su servicio la estructura y recursos del partido con la mayor fuerza y presencia del país, en  la sexta ciudad más grande del mundo, para satisfacer sus más bajos instintos pasionales.
¿Pero de qué nos sorprendemos? Si esos son los resultados y costos de la democracia, los frutos de la sociedad que hemos construido. ¿De veras no nos indigna ni nos asquea, que mientras 60 millones de mexicanos viven en la pobreza, un compatriota, Carlos Slim Helú, se pavonea como el hombre más rico del mundo, y junto con otros 14 magnates apapachados por todos los gobiernos de todos los partidos, disponen de un capital de 150 mil millones de dólares?.
¿No fue asqueroso, insultante y vergonzoso, que en 1994, el señor Roberto Madrazo y su partido se gastaran 72 millones de dólares para imponerse en la gubernatura de Tabasco, mientras Bill Clinton en 1992 utilizó 14 millones de dólares, en la campaña que lo llevó a la presidencia de Estados Unidos, el país más rico y poderoso del mundo?
Parece que no  nos avergüenza ni nos indigna que nuestra democracia falaz, se ha construido a punta de billetazo limpio, para comprar o torcer voluntades y que desde Salinas para no ir más lejos en el recuento, todos nuestros presidentes han llegado manchados y con serios cuestionamientos al poder.
¿No indigna ni asquea, que compatriotas mueran de hambre, sin atención médica, a las puertas de hospitales públicos o privados?  ¿Ni es indignante y asqueroso que nos gobiernen o nos hayan gobernado, nos representen o nos hayan representado, personajes como José Natividad González Parás, Adalberto Madero, Gustavo Madero, Fernando Larrazabal, Vicente Fox, Felipe Calderón,  Jesús María Elizondo, Mario Marín, Fidel Herrera, Rubén Figueroa, Jesús Ortega, y una sarta interminable de corruptos e incapaces, sólo eficaces para enriquecerse sin escrúpulos ni medida?
¿No causan indignación, las muertes impunes, las muertes inútiles, las desapariciones y los huérfanos? Parece que no, porque nada o muy poco hemos hecho para remediar esos y muchos otros grandes males que padecemos.
Hemos construido, toleramos y hasta parecemos disfrutar de un país donde se premia al tramposo, se considera “vivo” al sinvergüenza, donde se castiga más la disidencia que la delincuencia y donde asciende o se coloca en las posiciones de poder, la gente que sabe comerciar con los principios, o el que mejor atropella el derecho de los demás.
Así  que no debe sorprendernos que se encumbren personajes como este sujeto que tenía convertido al PRI capitalino en su harén personal, y muy probablemente a costa de los contribuyentes que costeamos el financiamiento de los partidos. Finalmente, los pueblos tienen los Cuauhtémoc Gutiérrez que se merecen.


No hay comentarios:

Publicar un comentario