miércoles, 14 de enero de 2015

Más respeto para Ivonne y Margarita

Ivonne Alvarez 

Ante críticas y descalificaciones a precandidatas

 Por David Carrizales

Muchas voces han salido en defensa de Ivonne Alvarez y Margarita Arellanes, por las críticas y descalificaciones que han recibido a raíz de sus aspiraciones por llegar a la gubernatura de Nuevo León, donde en esencia se les reprocha que no cumplen su palabra, que se les llama “chapulinas”, porque piden el voto para un puesto y saltan a otro antes de cumplir su mandato, y porque no se caracterizaron como alcaldesas precisamente por demostrar eficiencia, y en el mejor de los casos no marcaron diferencia en sus gestiones.
El argumento que más se menciona es que son ataques misóginos, machistas, producto de la cultura patriarcal, es decir, derivados de su condición de mujeres que se atrevieron a escalar las alturas del poder y que sus detractores consideran reservadas para los hombres,  o más bien, los machos.
Margarita Arellanes
Con ese razonamiento, bien podría Elba Esther Gordillo, argumentar que su encarcelamiento es parte de una campaña misógina que pretende castigar su atrevimiento de haber sido durante más de dos décadas líder indiscutida del sindicato más poderoso de América Latina, secretaria general del PRI, coordinadora de los diputados federales de su partido, y madrina fundadora de otro instituto político, el Panal.
Lo que yo he visto es que a estas precandidatas se les critica y ataca, ciertamente a veces con rudeza,  no por ser mujeres, sino por lo que hicieron o dejaron de hacer como alcaldesas, y por los devaneos o intrascendencias de sus trayectorias  políticas.
 Pero también me sumo a exigir respeto para este par de  damas, y en general para todas y todos los aspirantes que contenderán en el proceso que culminará con la elección del siete de junio, porque precisamente de eso se trata la equidad.
Sí, pido respeto, para ellas -y ellos-, en lo que se refiere a no utilizar en su contra insultos, ofensas, amenazas, ni calumnias. Pero primero exijo respeto de ellas y en general de toda la clase política, para los ciudadanos, todos esos que son víctimas permanentes de malos y caros servicios públicos, insensibilidad, negligencia, tortuguismo y corrupción gubernamental; más respeto para esos que a diario sufren políticas depredadoras del medio ambiente y del bienestar social,  abusos de autoridad, torturas, muertes y desapariciones.

¡Más respeto, por favor!.