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Los medios promueven estereotipos de belleza |
* Los medios masivos hacen que la mujer se vea a sí misma como "objeto de venta".
* Sufren baja autoestima la mayoría de quienes recurren a cirugías estéticas: Adriana Castro.
Por David Carrizales
Monterrey, NL, 24 de septiembre de 2012- La proliferación
de cirugías estéticas y tratamientos fraudulentos que prometen el
perfeccionamiento corporal fácil y rápido, son consecuencia lógica de una
sociedad de consumo, donde la belleza es un producto más, que se ofrece a los
clientes como si fuera un pasaporte al “éxito” y para subir de status,
afirmó la psicóloga Adriana Castro Alanís, egresada de la Universidad Autónoma
de Nuevo León.
Comentó la profesionista que las personas que por lo
regular se someten a este tipo de cirugías para embellecer el cuerpo, tienen
baja autoestima, y desean pertenecer a ciertos grupos sociales de los que se
sienten excluidos.
Para crear ese tipo de “necesidades”, agregó, Influyen
los medios de comunicación masivos, principalmente la televisión, que presentan
como alcanzable, casi algo mágico, tener un cuerpo perfecto a través de
una cirugía que se plantea como simple, sin reparar que toda operación
representa un riesgo y puede llegar a ser fatal por complicaciones del
procedimiento.
Comentó que la telenovela “Sin tetas no hay paraíso”,
presenta un ejemplo claro de cómo muchas mujeres jóvenes, se ven a sí mismas
prácticamente como “objeto de venta”, y buscan en la belleza conseguida
artificialmente, un pasaporte al “éxito”, como ellas lo conciben, para subir a
otro estatus social, mientras desdeñan los valores de la preparación
profesional, el trabajo y la disciplina para mejorar sus condiciones de vida.
Pero el fenómeno también afecta a los hombres, y en la
televisión local hay ejemplos como un “Poncho” de Nigris, que buscan el “éxito”
a través de la exhibición del cuerpo, dijo la profesionista.
Hay casos de niñas que están en la pubertad y no han
alcanzado su pleno desarrollo físico, pero influenciadas por la publicidad
mediática, la presión social y de sus amistades, demandan de sus
padres apoyo para la colocación de implantes en los senos o glúteos, porque el
modelo de belleza que se ha formado en sus mentes exige que dichas partes sean
voluminosas.
Vivimos en una sociedad de consumo, la belleza es un
producto más, y en muchos casos el problema es más mental que físico; y
no es algo exclusivo de las mujeres, cada vez más hombres se realizan
liposucciones, implantes de cabello, rinoplastias y otras operaciones, señaló
Castro.
Puntualizó que modelar un cuerpo requiere esfuerzo,
ejercicio físico, una alimentación adecuada, pero las personas buscan
resultados rápidos, “piensan que van a entrar al hospital y van a salir ya muy
diferentes, no son conscientes que la recuperación lleva tiempo, y que por
querer mejorar la imagen pueden poner en riego lo más preciado que es la vida”,
sobre todo cuando acuden a lugares que no cuentan con las condiciones
adecuadas.
A su vez el doctor, Ricardo Aguilar Cárdenas, especialista
en salud mental, señaló que ante la demanda de cirugías estéticas, alentada por
la publicidad mediática que crea modelos de belleza como sinónimo de éxito, han
proliferado unidades médicas con personal incompetente desde el punto de vista
profesional, que ocasionan en los pacientes serios problemas de salud física y
mental, por procedimientos mal realizados.
“Muchas veces los pacientes quedan peor en el aspecto de
apariencia física, y en no pocas veces con complicaciones de salud, lo que les
provoca depresión, pues además de los gastos que realizaron no obtuvieron los
resultados que esperaban”, dijo Cárdenas.
No obstante, señaló, muchos no denuncian o presentan
queja, porque quedan traumatizados y se sienten culpables, sienten que ellos se
buscaron su propio mal, “quedan con un daño emocional y psicológico”.
Expuso que quienes realizan cirugías motivadas por falsas
expectativas de embellecimiento, se aprovechan de los problemas de autoestima y
de personalidad, de gente que se siente desvalorizada por su apariencia física,
así que toda la publicidad que hacen está orientada a inducirlos a cambiar su
apariencia de forma rápida.
Es un servicio alentado por los medios de comunicación y
la presión del entorno social, alentados por el mercantilismo y por médicos
carentes de ética, que ofrecen lo que no pueden cumplir o realizan cirugías que
resultan innecesarias.
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Ricardo Aguilar Cárdenas |
Así por ejemplo, Monterrey es la capital mundial de
cesáreas, aunque no se requieran, porque es más costosa que un parto normal, y
lo mismo ocurre con operaciones de polisectomía (extracción de vesícula
biliar).
Comentó que mientras en los hospitales públicos ese tipo
de cirugías se programan a dos o tres meses porque no hay espacio dadas otras
prioridades, por operaciones más urgentes y necesarias, en los hospitales
privados es lo primero que ofrecen porque se trata de cirugías mayores que les
dejan mayor ganancia.
Muchos de los pacientes quedan mal de las cirugías
estéticas, por malas prácticas y el empleo de materiales no compatibles, por lo
que después van a dar al Seguro Social, Issste o al Hospital Universitario, que
ya de por sí son rebasados en su capacidad operativa normal.
Antes de optar por una cirugía estética, consideró
Aguilar Cárdenas, el paciente debe recolectar dos o tres opiniones y ser más
escépticos, como un principio de duda para conocer más, no por desconfianza, lo
que es favorable para el paciente y para el médico que así ejercerá más
adecuadamente su labor.
Ricardo Aguilar señaló que las operaciones estéticas
inadecuadas, son favorecidas por una red de complicidades permitida por el
Estado que no realiza la regulación y el control debido, además de la
influencia de los medios de comunicación que promueven el servicio, además de
la existencia de profesionales y médicos no calificados, pero que se dedican a
enriquecerse impunemente.
Añadió que la Secretaría Estatal de Salud no tiene
el suficiente número de inspectores para verificar las condiciones en que
funcionan las unidades médicas que realizan este tipo de operaciones.
Además, dijo Aguilar Cárdenas, es necesario que exista un
“ombudsman de la salud”, que vea por los intereses de los pacientes, ya que la
Comisión Estatal de Arbitraje Médico que depende orgánicamente de la Secretaría
de Salud, como su nombre lo indica, busca ser árbitro entre dos partes que no
son iguales y por tanto en los hechos se dedica a proteger el ejercicio médico,
“no es neutral y no es ciudadana”.