lunes, 9 de diciembre de 2013

Arreglos entre PRI, PAN y PRD para sacar las reformas hacendaria y energética

Semejanzas entre la lucha libre y la política

Por David Carrizales
El espectáculo de la lucha libre
La actuación de los partidos PRI, PAN y PRD en las cámaras de diputados y senadores, principalmente a propósito de los temas de las reformas fiscal, electoral y  energética, me recuerdan esas grandes batallas de Lucha Libre, donde el técnico de toda la vida de pronto se alía con los rudos para propinar en montón una soberana paliza a quien había sido hasta hacía unos instantes, su compañero de lides deportivas.
Y es que mientras el PAN se ponía a gritar como si le hubieran dado una patada en las partes blandas,  cuando el PRI-PRD sacaban adelante la reforma fiscal; los del Sol Azteca hasta abandonaron el pancracio (perdón, el Pacto por México), muy ofendidos porque  el PRI, supuestamente cedió a las exigencias del blanquiazul en materia electoral, como moneda de cambio, para obtener su apoyo incondicional en la entrega de la riqueza petrolera al capital extranjero.
El deprimente espectáculo de la política
En fin, el caso es ellos se juntan y el sistema los cría. Y si bien, los priístas que están en el poder cargarán con la mayor responsabilidad por los golpes bajos contra el interés nacional, a los que se dicen de oposición, bien se les puede tachar de perversos o de ingenuos, por prestarse para servir de falsos o inútiles defensores de los intereses patrióticos y populares. ¿A poco ignoraban los de amarillo que hasta para atrapar a un ratón hay que darle pan o quesito?
Igual están ganando su dieta
En el deporte de las llaves y las patadas voladoras, al final de cada épica batalla, rudos y técnicos se van a cenar y a convivir en algún restaurante cercano, ya bien bañaditos y perfumados. Pero es necesario mantener la farsa de sus rivalidades, para que el respetable público siga llenando las arenas y los bolsillos de los dueños del negocio.  Si algo así ocurre en la gran arena de la lucha política, es mucho más que una fatídica, trágica y triste coincidencia. Pero la lucha libre divierte y no causa daño.
 ¡Que viva la lucha libre y que viva nuestra democracia!





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