Por David Carrizales
Qué puta
tristeza , cabeceó con ingeniosa irreverencia el periódico Metro de la Ciudad de
México la noticia sobre la muerte del querido y odiado por muchos, Gabriel García Márquez.
Y sí, qué puta tristeza, pero no tanto por su
punto final en esta vida, que a fin de cuentas cumplió a cabalidad su ciclo,
con una intensidad e inmensidad que sólo
unos cuantos privilegiados pueden alcanzar en cada siglo.
Qué
puta tristeza, porque en Colombia, una paisana del Gabo, la legisladora electa,
María Fernanda Cabal, posteó en su cuenta de twitter una foto del Nobel y Fidel
Castro, expresando la representante popular sus más caros deseos: “Pronto estarán juntos
en el infierno”.
Pero, quién
juzga a quién. Sucede como cuando alguien con razón y con justicia,
critica e incomoda, y el aludido en lugar de reconocer los fallos, le receta un: “ladran Sancho…”, sin reparar en
que un perro cuando ladra en ocasiones responde a otro ladrido.
Qué
puta tristeza, porque aquí en México, he
visto personas a las que creo inteligentes y supongo que han leído suficiente como para tener un poquito más de criterio, y se la pasan insultando a los que a
raíz de la muerte del escritor,
han expresado su pesar, o han tenido la osadía de compartir textos de sus
genialidades, prejuzgando que nunca lo han leído, y por ese hecho no tienen
derecho a considerarse dolientes de su partida.
Y
qué si ese fuera el caso, que apenas conocieron al ilustre hijo de un modesto telegrafista de Aracataca. ¿No debe alegrarnos que la gente lea, y más cuando lo
hace por primera vez?
Si
son creyentes o aunque sea por cultura general, deberán saber que justamente en
Semana Santa –cuando coincidentemente se nos fue García Márquez-, se recuerda
la crucifixión y muerte de Jesucristo, “para salvar al mundo del pecado”.
Entonces digo yo, guardando las proporciones y
perdonando las comparaciones, si la muerte de Cristo sirvió para salvar almas, no
está nada mal que la muerte del Gabo sea
útil para que algunos “espíritus perdidos” del mundo de las letras, disfruten por
primera vez de este genio literario.
Qué
puta tristeza, si en medio del dolor o sentimiento parecido que cada quien
pueda tener, el hecho del descubrimiento o relectura de García Márquez,
no motiva un poco de esperanza y alegría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario